Estas son unas líneas del libro de Brian Selznick titulado La Invención de Hugo Cabret, editado por SM (2007) y que cuenta las vivencias de un muchacho huérfano en París en la década de 1920-1930, con el trasfondo de la creación del cine y las primeras películas mudas y en blanco y negro evocando la figura de Georges Méliès, cineasta francés innovador en muchos de los aspectos relacionados con la cinematografía y capaz de transformar la realidad a través de la cámara. Una de sus películas más famosas, Viaje a la luna (1902), es el eje central sobre el que se articula esta trama literaria.
Un libro que atrae por su portada y por su técnica narrativa, combinando texto e ilustraciones. Las imágenes tienen vida propia, hablan por si mismas sustituyendo a las palabras, que se sucederán para formar la historia.
Cual fotogramas de una vieja película, las páginas en blanco y negro nos trasladan a la butaca para contarnos esta historia que transcurre en una vieja estación de tren, midiendo el tiempo a través de sus relojes, que no lo harían si no fuera por su joven y anónimo relojero, Hugo, que aprendió el oficio de su padre quien también le transmitió su pasión por el cine y la lectura y el funcionamiento de las máquinas y los primeros autómatas.
Y será la mezcla de todos estos ingredientes lo que lleve a Hugo a conocer a Isabelle y a rescatar del olvido la impresionante y maravillosa obra de su padrino Georges Méliés. La vida de Hugo dará un estraordinario giro, un perfecto anclaje en los engranajes de su destino dando vida nuevamente al Profesor Alcofrisbas, personaje principal en las películas de Georges Méliès, "que a veces era un explorador, otras un alquimista capaz de convertir cualquier objeto en oro...Pero, sobre todo, un mago."
Así pues: Pasen y vean, la historia está a punto de comenzar.
Es un libro muy interesante, nunca había visto un estilo narrativo tan peculiar, es como ver una de las películas de Geoge Mèlies en tus manos.
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